1.4. Sostenibilidad de la diversidad monetaria
1.4.2. El paso del monopolio a la diversidad monetaria
El sistema monetario actual tiene los defectos de todos los monopolios: se debe usar la moneda, aunque su uso no sea del todo satisfactorio, al mismo tiempo que se impide que se avance en el descubrimiento de mejores métodos de satisfacción de las necesidades existentes.
La solución a todo ello pasa, entre otros, por diversificar los tipos de moneda e instituciones, introduciendo otras que estén específicamente diseñadas para incrementar la disponibilidad de dinero en su función primaria de medio de intercambio, más que para el ahorro o la especulación. Este tipo de monedas complementarias, se diseñan expresamente para conectar lo que de otra manera quedaría como recursos sin usar y necesidades no cubiertas dentro de una comunidad, región o país. Existen innovaciones monetarias como soluciones para cada uno de los retos de sostenibilidad. Y el momento es ahora o nunca, como consecuencia del avance tecnológico que está teniendo lugar en estos momentos.
Tal y como ya se ha mencionado en este curso, el dinero de curso oficial fomenta el uso simultáneo de sus tres distintas funciones, dando un papel excesivamente importante a la función de reserva de valor, con todo lo que ello conlleva. Por el contrario, las monedas complementarias persiguen, única y exclusivamente, el logro de las dos primeras de las funciones, pero nunca la tercera de ellas. La introducción y uso de monedas complementarias puede por tanto solventar, en parte, los cinco fallos estructurales mencionados también anteriormente:
- Los sistemas monetarios complementarios aumentan las transacciones cuando la economía oficial entra en retroceso y viceversa, jugando un papel complementario a la banca convencional y suavizando la tendencia pro-cíclica de la creación del dinero.
- La teoría de Gesell propone la puesta en marcha de una moneda oxidable que pierda su valor paulatinamente para evitar el atesoramiento. La oxidación o tasa de interés negativa, desde el punto de vista financiero, transforma completamente el panorama, ya que aumenta los valores en el futuro en lugar de descontarlos, fomentando el pensamiento a largo plazo.
- Las monedas complementarias suelen superar el dilema de la obligatoriedad de crecimiento continuo, puesto que no cobran tasas de interés ni generan, por tanto, los efectos del interés compuesto. Las entidades gestoras de monedas complementarias suelen ser asociaciones o cooperativas que, al contrario de los bancos comerciales, no prestan el dinero para maximizar su propio beneficio, disminuyendo con ello la necesidad de crecer constantemente.
- La abolición de tasas de interés impide también la redistribución injusta de la riqueza. Si bien algunos sistemas de moneda complementaria cobran algún tipo de tasa, su función es única y exclusivamente la de cubrir los gastos operativos pero no para generar beneficios.
- Las monedas complementarias son diseñadas para promover la cooperación entre usuarios y su uso limitado desalienta el atesoramiento, fomentando con ello la cohesión social.