2.2. Tipologías
2.2.1. Las distintas tipologías
Veamos en primer lugar las cuatro diferentes tipologías de monedas complementarias existentes según la clasificación definida por Gill Seyfang y Noel Longhurst en 2013. Según esta clasificación, las monedas complementarias son intervenciones destinadas a fortalecer la solidaridad local, ofrecer liquidez adicional e incentivar motivaciones medioambientales, persiguiendo el establecimiento del triple balance de los ámbitos de actuación social, económico y medioambiental.
- Sistemas de crédito mutuo. Son sistemas monetarios fiduciarios creados por sus propios miembros. Estos anuncian sus ofertas y demandas de bienes y servicios en un directorio, a la vez que un sistema de contabilidad central se encarga de registrar las transacciones. La moneda propiamente dicha se crea en el momento de realizar una transacción de compra/venta en la que, tanto el comprador como el vendedor, se comprometen con el sistema. Son sistemas basados en la confianza, en los cuales el gasto de un miembro equivale al logro de una deuda hacia el resto de miembros. Tienden a existir en el contexto de la sociedad civil, a menudo con poco respaldo por parte de los gobiernos o de otras fuentes de financiación. Los LETS son una de las formas más conocidas de sistemas de crédito mutuo.
- Bancos de tiempos. Son iniciativas similares a los sistemas crédito mutuo, pero restringiendo los intercambios única y exclusivamente a los servicios. Son sistemas de intercambio basados en el tiempo como unidad de cuenta, operando a través de una central que enlaza los servicios ofertados y los demandados. Bajo estos sistemas de intercambio, el tiempo vale lo mismo para todo el mundo, independientemente del servicio prestado. El tiempo se gana ayudando a otras personas u organizaciones, pudiéndose gastar en los servicios ofrecidos por el resto de miembros. Los bancos de tiempo se organizan en barrios o comunidades, a menudo a cargo de personas voluntarias, si bien algunos de ellos están impulsados por instituciones. Son sistemas que a menudo se centran en un sector específico, como la salud, la educación o la justicia, entre otros, siendo sus objetivos principales la inclusión, la cohesión y la construcción de capital social.
- Monedas locales. Son sistemas monetarios geográficamente delimitados, circulando dentro de una determinada región. Tienen como objetivo la promoción de la actividad económica en ésta, apoyando la economía local, aumentando la velocidad de los intercambios y fomentando su efecto multiplicador, previniendo que el dinero escape de la localidad. Y, en cualquier caso, sin suplantar la moneda de curso oficial o el comercio interregional. Si bien muchas de ellas tienen forma de billetes físicos, hay otros casos en los que se trabaja única y exclusivamente con plataformas tecnológicas, incluyendo tarjetas de débito y telefonía móvil. Durante los últimos años han surgido iniciativas asociadas a las propias administraciones públicas, que han visto en este tipo de sistemas monetarios una oportunidad para hacer políticas públicas que generen riqueza local, aumentando la recirculación monetaria y empoderando al comercio y a la población local.
- Mercados de trueque. Son un híbrido entre los sistemas de crédito mutuo y las monedas locales. Constan de una infraestructura que facilita a los participantes el intercambio de bienes y servicios en el marco de un acontecimiento, como por ejemplo los mercados o las ferias. Están asociados a iniciativas de economía solidaria de la sociedad civil, si bien también con un fuerte énfasis de promover el desarrollo sostenible a través de la reutilización de bienes. Son monedas destinadas a superar la escasez del dinero de curso oficial y a facilitar el intercambio entre un grupo de usuarios. Suelen asociarse al concepto de prosumidores, es decir, personas que producen y consumen al mismo tiempo.
